CANCÚN: El manto verde


No; no es una nueva versión de la película de Tras del Corazón Verde, ni la última de Indiana Jones, pero cuando el A330 de Iberwold iniciaba la aproximación hacia Cancún International, un enorme manto lo invadía todo. Como una alfombra uniforme, que contrastaba con el color esmeralda de las aguas del Caribe. Llegamos a tierra tropical. Calor y más calor. 

61) Gloria Fluxa de IWD (Copy)Decenas de aviones, vomitaban turistas para disfrutar de lo que ofrece el resort más conocido de la Península de Yucatán, que en si engloba tres estados Yucatán, Quintana Roo y Campeche. Admito como animal de compañía el «vacacionar» tumbándose debajo de una «palapa»; sobre todo porque Cancún, aunque inundado de enormes bloques de hormigón, e imberbes americanos atiborrados de alcohol en sus «college parties», tenía su punto.

Un mar limpio, una localización en una península privilegiada, y unas olas espectaculares, que viniendo de la húmeda Galicia, sacan el moho de los huesos, tras largos días de lluvia.

100) Nuestro hotel en Riviera Maya. Mandarin (Copy)

107) Yo con las olas (Copy)¡Vale¡. Sé lo que estáis pensado. Cancún no es turismo sostenible, el hormigón más grosero invade el arenal, pero ofrece días de descanso, luz, mares y aguas infinitas, y porque no: descanso y placeres playeros. Hoteles espectaculares, y sobre todo «seguridad»; algo no siempre presente en Méjico. Playa time.

Pero sobre todo, es la puerta de entrada del Yucatán. Una de las regiones más excitantes de Méjico que combina perfectamente modernidad, tradición, y ciudades coloniales, y vestigios precolombinos que a la postre era el motivo de mi viaje.

Días de todo incluído, cómodos resorts antes de mi periplo por el Yucatán. De vez en cuando, hasta gusta sentirse como un «turistón».

Iguanas entre las ruínas:

Cancún, no fue una zona especialmente habitada por las antiguas culturas del Yucatán. No obstante, quedan unas pequeñas ruinas, oscurecidas por la enorme muralla de hoteles que, tapizan el litoral de la enorme playa de Cancún.

 

Los pequeños saurios, no presentan un riesgo para el ser humano. Utilizadas como mascotas, se encaraman en las piedras de las ruínas, como sus únicos habitantes. Extienden su cuello, y mirando al sol se mantienen horas y horas nutriéndose del «astro rey».
Y era agosto, bajo un sol de justicia, con violentas tormentas vespertinas, y riesgo de huracanes.

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