Volando con Emirates Business Class

Si haces algo, hazlo con estilo. Aunque te cueste sangre, sudor y lágrimas. A veces es bueno romper la hucha-cerdito y decir: ¡que diablos¡. A pesar de comenzar mi amado viaje a Japón con el Crystal Symphony (uno de los barcos más lujosos del mundo), y volar en Business con Emirates en el A380, comencé con un vuelo nacional con la poco glamurosa Ryanair.

20140422_082940 (Copy)Amanecía, y estaba muy nervioso. Bueno particularmente20140422_091756 (Copy) emocionado. Nunca un Santiago-Barcelona duró tanto. Pero ya en el Prat, miraba la alfombra roja del checking de Emirates. Los viajes de los sueños, deben ser así. Sin cosas intermedias. Cuando el enorme A380 de Emirates aterrizó en Barcelona, inaugurando la primera ruta del avión en España, aparte de tener la clara intención no solo por un lado fidelizar las conexiones de Asia con tarifas baratas, intentaba apuntalar el macro hub de Dubai.

No es un avión que me resulte atractivo. Solo un transporte masivo de personas, con casi 300 personas en su cubierta principal. Cierto que la clase turista tiene un par de pulgadas más entre asientos, la cocina es más digna y sus auxiliares amabilísimas. Pero no deja de ser turista. ¿Pero cómo es la business en la aerolínea de los sueños? .

Check in y embarque:

En Barcelona el personal de tierra es Swissport, y no de Emirates. Son amables, pero están desprovistos de ese toque chic de las “Emirates girls”. El toque personal sigue estando ausente, al no tener sala vip propia, al usar la compañía la terminal mas cutre de todo el aeropuerto (Sala Miro de AENA). Pasare por alto sus “virtudes”, solo decir que por climatización, suciedad, bullicio, catering parecía propia de un cantina de una estación de buses. Me levanto, y me dirijo al olimpo y entro en la «upper deck» del A380.

El asiento.

La business, junto con la primera ocupa toda la parte superior del avión, con la manida configuración dentada de 2×2×2, siendo los de ventanilla casi semisuites, su privacidad optima. El asiento es estrecho aunque adopta miles de posiciones. Full flet bed, esta provisto de decenas de compartimentos y comodidades adicionales como edredrón, almohada de plumas, manta, neceser (solo vuelos nocturnos). las usuales mascarillas, tapones, calcetines, auriculares “cancela ruido” de alta calidad minibar y compartimentos para guardar desde zapatos, a bolsas en los compartimos laterales del gran avión.

Tripulación exquisita multilingüe, y un programa Interactivo ICE que va desde cine de estreno a música, juegos, comunicaciones etc. Por supuesto, ¡welcome champagne¡.

Un bar en las nubes: Sky Lounge

La compañía solo pasa un menú principal, y alguno mas ligero en vuelos de mas de 6 horas. Aunque se puede pedir en vuelo cualquier cosa, se puede picotear siempre en el sky Lounge. El único bar a bordo de un avión; en la parte trasera, emulando los espacios sociales de otros aviones de épocas pasadas, es perfecto para dulces, canapés, aperitivos varios y cualquier bebida. Incluso las tripulaciones ofrecen amenas conversaciones.

Comida

Es el despliegue usual es cualquier business. Entrante, y plazo principal a elegir, una lista de vinos y champagnes mas que buena, y unos postres para dejarse matar. Aunque se come con dignidad, no es una cocina sofisticada, que se basa en cantidad en vez de calidad. No digo con esto, que la cocina sea mala, pero si poco sutil. Eso si, los Godiva con el café e infusiones, es un pequeño lujo delicioso.

Salas vip de Dubai

Frente al espanto de la sala Miró de Barcelona. La sala de Emirates en Dubai es faraónica. Tres inmensas plantas desde las que embarcan directamente los pasajeros del A380. Cocina étnica, metros y metros de salas impecables la hacen única. Sala de juegos, Spa, duchas, y grandes espacios. Tenía un par de horas para disfrutar de la sala.

Volando entre Dubai y Shanghai

Había terminado mi primer vuelo. El Barcelona-Dubai. Ahora quedaba otro más largo hasta Shanghai, pero  con la particularidad de despegar a las 00:34 y estar tan cansado, que ahora si; haría uso de los asientos cama. No creo que pudiera superar un tramo de diez horas en turista. Es caro, pero compensa cada céntimo invertido.

Tenía un neceser de Bulgari, esperando en mi semi suite. Tras la cena, y unos cocktails en la Sky Lounge, en donde había una española, un paseo por turista, mi cama está lista. Duermo sin trankimazin de una tirada. Me despierto varias horas después cuando las auxiliares anuncian que pronto aterrizaríamos en China. Tras el desayuno, vislumbramos la populosa Shanghai.

Los pasajeros disponen de traslados privados en limusina tanto antes como después del vuelo.

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