BERGERAC: El discreto encanto de la Francia rural

Este agosto se está convirtiendo en una carrera de obstáculos en cuanto a los viajes se refiere. Los aeropuertos están insoportables, los destinos turísticos una pesadilla, y los precios están por las nubes. Soy un pobre aprendiz de « bon vivant », y estoy mayor. No quiero correr; cada vez necesito más disfrutar de buenos  y pausados «segundos» de buen viajar, involucrarse en los destinos. Huir de muchedumbres, y buscar lugares tranquilos.

Buen yantar, buen vino, y buenos zapatos para caminar es lo que buscaba. Tengo que reconocer que una tarifa a precio de derribo a Burdeos me animó a buscar algo perdido cerca de su aeropuerto. Bergerac suena a mosqueros,  y por cuestiones de “narices” de Cyrano. Como pequeña localidad de menos de 30000 habitantes, y ser la capital de la rural Dordoña (departamento de Nueva Aquitania), me animaron a reservas unos días.

Tras una hora de tren, y caminar por el escalonado casco histórico, ver la nariz de Cyrano apuntando hacia el horizonte, y contemplar la puesta de sol rural en el río Dordoña, me enamoré de la coqueta, típica y maravillosa localidad. Localidad amada por los ingleses que buscan algo idílico, descanso, vino y algo muy rural. Hay lugares que entran por los ojos poco a poco, otros de los que te enamoras desde el primer momento, que caminas por sus callejuelas. 

Hay 5 cosas esenciales para hacer en Bergerac. Podrían ser 100, pero estas serían mis top 5.

1.- ZONA VIEJA

A las orillas del Río Dordoña. Este coqueto casco histórico es un hermoso compendio de casas medievales, de distintas épocas. Desde las antiguas casas de madera entradama, como las de la pintoresca Place de Myrpe, que parece detenida en el tiempo, a los maravillosas esquinas de Rue des Rois de France, o Rue Saint Claire.

De pequeñas dimensiones, esta ciudad disputada durante cientos de años por ingleses y franceses, se articula en torno a la Place Pelissiere, donde destacan la Iglesia de Santiago del siglo XII, dedicada a los peregrinos hacia Santiago, uno de cuyos caminos cruza la ciudad de Bergerac. Y la estatua del icono de la ciudad Cyrano de Bergerac.

Literato real, usado para la obra de teatro, del mismo nombre de Edmond Rostand en 1896. La imponente iglesia neogótica de Notre Dame, domina la entrada norte del pueblo. Esenciales en Bergerac, aparte de callejear por sus encantadoras callejuelas, es visitar el Mercado Gourmet Cubierto, y el Claustro des Recollets, hoy sede de la «Casa del Vino».

El mayor centro enológico de la ciudad. Por supuesto el Museo del Tabaco, que reconstruye la tradición tabaquera de Bergerac, y el Museo de Escultura Costi, que recoge la obra del artista Costantin Papachristo. 

2.-PASEO EN GABARRA

El Quai de Salvelle es la cara marinera de la ciudad. Podemos contemplar el transcurrir fluvial, contemplar hermosas puestas de sol, o ver la torre de la Iglesia de Santa Magdalena al otro lado del Puente Viejo. Un fantástico Jet d´Eau, como en Ginebra y dos gabarras históricas que representan la tradición comercial, de la ciudad, completan la estampa.

Las gabarras, que transportaban vino, tabaco o mercancías varias, hoy son una parte turística esencial de la ciudad. Se ofrecen paseos desde los 5o minutos, a unos 1o euros, hasta los 16 euros, de tres horas, y en donde hay alguna parada, y degustación de vinos locales. Es un bucólico contacto con la fauna, flora, paisaje local, vinos, y siluetas de pueblos encantadores. 

http://www.gabarresdebergerac.fr

3.-VISITAR MONBAZILLAC

Los británicos tienen una extraña atracción con la ciudad. Sur de Francia, entorno rural, y sobre todo vino. Calidad de vida. Cuando vemos un vino francés, todos comienzan por Chateau (castillo) porque las ricas familias locales controlaban el negocio en torno a su castillo familiar, como los Bacalan en este caso. A unos 6 kilómetros, Monzabillac puede parecer un castillo de cuento, con sus almenas, torres, y maravillosos interiores.

Abierto todo el año, y con la posibilidad visitarlo, ofrece uno de los vinos más prestigiosos de la región. Adicionalmente unos deliciosos interiores, tienda, visita de los viñedos y bódega, y zona de degustación. Se llega con el bus 4A desde la estación de tren, pero con un horario extremadamente reducido. Un taxi, o coche de alquiler es perfecto. 

https://chateau-monbazillac.com/en/wine-tourism-tours-in-dordogne/

4.- ISSIGEAC:

Siguiendo la ruta del bus 4a llegamos al pueblo bombón. Dulce y típico hasta la extenuación, este pueblo medieval, perdido en lo más rural de Dordoña, es tan absolutamente perfecto, que parece que hemos dado un salto en el tiempo. Intacto, coqueto y estéticamente impoluto, es simplemente como volver al pasado.

Casas de vigas entramadas, una plaza de pueblo donde no faltan los ingredientes de cualquier villa de cuento. Olor a panadería tradicional, teterías prototípicas, y esquinas maravillosas. Es un lugar perfecto para relajarse y deleitar ojos, mente y alma. Si encima vamos en domingo, veremos un impresionante y cautivador mercado de antigüedades. 

5.-PERIGEAUX

Capital de la vecina Perigod es otra escapada perfecta desde Bergerac. Perigueux es más pétrea e imponente que Bergerac, pero con mucho menos encanto. La región ofrece una de las gastronomías más interesantes de Francia, con unos mercados gastronómicos increíbles.

Su casco histórico es relajante, lleno de arte, palacios y monumentos, y lo más destacable es una de las catedrales más peculiares y únicas de todo el país. Dedicada a San Frontis nos recuerda a una basílica romana. Inspiración de basílica romana, y bizantina, no tiene un altar típico, y sus cúpulas lo hace un monumento único. Se llega a Perigueux a través de la línea 3. 

COMO LLEGAR

El aeropuerto de Bergerac, es solo es accesible desde Gran Bretaña (con más de 11 destinos), Amsterdam y Porto. Es mucho más cómodo volar a Burdeos, y tomar el tren en la línea regional con destino a Sarlat. Precios del billete a partir de 10 euros, para una duración de 1h 15 minutos. 

DONDE QUEDARSE

Hay poca capacidad hotelera. Mi recomendación, aparte de los carísimos hoteles boutique del centro históricos es concentrarse en los hoteles de la Place Gambetta. El Dordogne es el mejor. Cómodo, con una piscina increíble, y luego el Hotel de France.

Mi opción, por poca disponiblidad fue el Hotel Spa Du Commerce, en la misma plaza. Hay que evitar las habitaciones económicas. Las normales son cómodas, recién renovadas, y precios de lo más racional. Completamente acondicionado, ofrece habitaciones bien equipadas, con un desayuno muy decente, y un personal muy amable, y precios moderados. 

https://hotel-bergerac.brithotel.com

DONDE COMER

Poco se puede decir, de la cocina francesa. Es excelsa, inmensa, rica y profunda. Ciertamente hay restaurantes de primer orden, pero soy más de aprovechar los pequeños momentos para hacer gastronomía en pequeñas dosis.

Tablas de productos locales como en Le Divin de la Place de la Myrpe, las tapas Asiette du Terre en el Cloitre des Recollets, o picar las delicias locales de los mercados acompañado de vinos como Clos de Nöel, o Clos des Verdots. Y no puede faltar el afrutado vino de Monbazillac ideal para acompañar las impresionantes milhojas de las increíble pastelería Delices de Christophe, en 8 Rue Sainte Catherine. 

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