Restaurantes especiales en el Seven Seas Voyager

Dormir en Burdeos es perverso. Es una ciudad con una enorme carga gastronómica, terrazas y en donde es complicado no sucumbir a un buen bistro, con vino de la región. Para un foodie amateur como en mi caso, es una tentación difícil de sucumbir. Tras la visita de la ciudad, me pude permitir tomar unos aperitivos en el viejo Burdeos, y llegar con el estómago en perfecto estado, para el exquisito restaurante de autor Signatures. 

Como en el caso de los otros dos restaurantes alternativos, son todos sin cargo. Solo se requiere reserva previa. Y como se come en el Signatures, Prime7 y Sette Mari?.

SIGNATURES

Me gustó muchísimo. Fue un experiencia gourmet sublime. Si el restaurante general.

Compass Rose es decorativamente muy discreto, en el Signatures prima una elegante combinación de tonos amarillos y negros, en donde los brillantes cubre-platos Rosenthal Versase ponen un toque refinadísimo.

Opté por una jugosa crema de setas y trufa, una pomposa ensalada con varios aderezos recién hechos y customizados, un ravioli deconstruído de marisco y pescado. Y para terminar un mini pastel de hojaldre y queso de cabra, e higos griegos en almíbar.

PRIME7

Me dejó algo frío, quizás por un sommelier especial rudo, que se enfadaba cada vez que no le dejaba echarme vino.

Una decoración más tradicional, con un aire de  típica brasería con platos clásicos de la cocina americana. Cueros oscuros, maderas, y aire muy acogedor. Son platos tradicionales, sin sorpresas.

Ideal para degustar un»Clam Chowder», Surf & Turf de marisco y carne, y para los amantes de carnes, entrecots, asados, costillas, y carnes varias de toda la vida son perfectos. El cordero, estaba bastante suculento, y la mini hamburguesa de aperitivo era perfecta. Para comenzar tomé un fresquísimo «tartare» de verduras y aguacate. La selección de vino local, de lo más acercado.

SETTE MARI 

Como  ocurre en otros barcos, el buffet se viste de gala, para convertirse en un hermoso restaurante alternativo.

Cocina italiana de primera calidad. Los tonos acquamarina de las vajillas dan un toque de lujo, a la vez que desenfadado.Hacer cocina italiana decente no es complicado. No esperaba gran cosa, y la cocina fue rica sin destacar.

Llama la atención, la cesta de panes,  maridado con los mejores aceites de oliva italianos, y el buffet de primeros platos y postres, en donde no faltan clásicos de la cocina transalpina.Por supuesto, un excepcional buffet, y grill de la piscina.

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