AEROPUERTOS «PELIGROSOS» Cinco «joyitas» en cinco continentes

Normalmente la prensa adora las series de catástrofe, y alimenta nuestro miedo con decenas de historias de terror. La aviación es una actividad, en donde nada se deja al azar. Las infraestructuras aeroportuarias, normalmente está diseñadas para aterricen los aparatos, sin mayores complejidades.  Sin embargo no siempre se reúnen las condiciones perfectas para la operatividad.

Pistas cortas, localizaciones complejas, dificultades orográficas, hacen que los pilotos se ganen sobradamente el sueldo. Normalmente los márgenes de seguridad no se fuerzan, y todo aeropuerto tiene planes secundarios para afrontar una emergencia. Sin embargo, hay situaciones, en donde el aeropuerto no está situado en el lugar más adecuado, y cada una de sus operaciones es una «aventura».

No hablamos de lugares en donde hay que poner una atención especial, como intersecciones de pistas frecuentes como Heathrow, o La Guardia, o el Washington Reagan National, que debe hacer aproximaciones y despegues evitando espacio restringido. O ciertos del tercer mundo en donde la mezcla de aviación civil y militar se mezcla peligrosamente como el caso de Tehran.

Países pobres en donde las pistas no están lo suficientemente protegidas del cruce de animales como en África, u otros en donde la meteo cambiante, no garantiza que tengan adecuados sistemas de seguridad como detectores de Windsheer, o aeropuertos situados en medio de cordilleras complicadas como Cusco, o pistas en medio de selvas tropicales, con fuertes aguaceros monzónicos. Volcanes, situaciones bélicas, y escasas ayudas aeroportuarias hacen de volar en decenas de países una peligrosa aventura.

Pero hay algunos, que garantizan adrenalina asegurada. Cualquier despiste puede ser fatal. ¿tercer mundo?. Cinco ejemplos en cinco continentes: No el primero lo tenemos en Europa.

COURCHEVEL 

Es un aeropuerto situado en una estación de ski de los Alpes Franceses. Con una pista inclinada, en medio de montañas y una enorme caída al final. Lo conocemos por la película de James Bond, el Mañana Nunca Muere. El avión corre pista abajo hasta el precipio. «o despegas o te la pegas». Solo 520 metros de pista helada, y aviones STOL, como el DASH7. Las certificaciones tardan varios meses en ser concedidas. Emociones fuertes, y pasajeros sin complejos.

MATEKANE LESOTO

Abróchese los cinturones, ¿quiere emociones fuertes?. Un despegue en el aeródromo de Matekane, en Lesotho, es una experiencia única. Imagínese, una pista de menos de 400 metros, con un precipicio al final, y unos enormes acantilados. Un despegue normal, es ir hasta el final, dejarse caer, y remontar de forma abrupta, para a continuación, a plena potencia, evitar los acantilados que hay enfrente.

Si esto no le ha impresionado, tomemos el tercer aeropuerto. Vamos al América.

HONDURAS TONCANTIN

Uno de los más infaustos de Sudamérica plagado de incidentes, y accidentes. Aaeropuerto de Tegucigalpa, quizás la pista más corta de cualquier capital de Latinoamérica. Solo 1863 metros, en donde el avión más grande que puede operar es el B757. Obstáculos por doquier, y un alabeo de 45 grados en la aproximación final. Usualmente gran parte de los operadores, operan en el San Pedro de Sula, como en el caso de Iberia. Se está construyendo otro aeropuerto, aunque sin planes de cerrar «esta joyita».

Vayamos a Asia y más concretamente a las estribaciones del Himalaya, para hacer el aterrizaje más excitante del mundo, a bordo de cualquier vuelo de Druckair, la compañía butanesa, y la única que entra en

PARO AIRPORT (BUTAN).

Por supuesto es un aeropuerto VFS, y que está cerrado muchos días al año. Los A319 y Bae 146, deben meterse en el medio de altas montañas, más que en ningún lugar del mundo, si el fuerte viento, baja visibilidad o nubes bajas lo permiten, y hacer constantes y pronunciados giros para evitar obstáculos naturales, que se antojan amenazantes. Asimismo despegues también muy pronunciados. No hay nada normal, en Paro Airport.


WELLINGTON.

Y para terminar oceanía.  El viejo Hong Kong-Kai Tak, famoso por sus aterrizajes casi rasantes sobre tejados, que podían peinar a cualquiera que se encontrase en ellos, nos viene a la mente, como una amenaza medianamente desactivada. Cerrado en 1998, su infame pista 13 fue construida sobre el mar, en un lugar con frecuentes vientos cruzados, que durante años nos han venido ofreciendo impresionantes aproximaciones con virajes imposibles de un 47%. Con fuerte viento, no hay margen para el error.

Hay aun aeropuerto más desconocido: Wellington, tan peliagudo en Oceanía, como el de la Isla Hamilton, en Australia. Pista corta, y siempre fuertes vientos, que hacen que las operaciones sean inolvidables, y muy turbulentas. Queenstown también en Nueva Zelanda, es otro reto que combina zona montañosa, y viento.

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