AMSTERDAM: Una jornada en una ciudad tan ¿insípida?

Se dice que Amsterdam gusta a todo el mundo. Pues, debo de ser del Planete Vulcano. Reconozco que, en mi caso, y sin el más mínimo rubor, me provoca enormes dosis de aburrimiento, y ligeras y agradables pinceladas de tipismo cansino.  Amsterdam, es «mona», «coqueta», pero por favor; el término la Venecia del Norte, es un poco ofensivo para la ciudad italiana. Y hasta para la grandiosa Estocolmo.

Sin intentar crear un relato desmitificador, intentaré contar lo que me gusta hacer en Amsterdam. Por favor, «haters», gobierno de Holanda, no hagáis vudú con mi imagen. Aunque no soy un blogger pelota, estoy harto de artículos políticamente correctos. Será efecto del virus.

A fin de cuentas, los gustos son personales. La última que aterricé en la ciudad holandesa, aburrida y monótona hasta la extenuación; iba con una enorme nube negra encima de mi alma, por una pérdida irreparable en mi vida. Aun así, y sin prisas decidí darle una nueva oportunidad. Comienzo a hacer el plan de mi jornada. 

9:00 La Plaza Dam

El corazón de la ciudad, y diría del país. Lugar donde se encontraba una presa, se fue rellenando hasta convertirse en una discreta, coqueta y elegante plaza. Muy contenida en dimensiones está flanqueda por significativos edificios en la historia del país. El gran Palacio Real, la imponente iglesia gótica Nieuwekerk, el Museo de Cera, el Gran Hotel Krasnapolsky, lugar de reunión de ricos y famosos desde su origen, y para terminar los famosísimos Almacenes Bijenkorf. Comunicando la plaza con la gran estación central de Amsterdam, una de sus calles más significativas, Damrak, hoy convertida en lugar de hoteles baratos, tiendas de souvenirs, y espacios para los turistas. 

10:00 Canales y más canales. 

Básicamente es caminar por calles milimétricamente iguales, calles-canales con sonido de pisadas, agua negruzca, que golpea las paredes de los canales, y sugerentes puentes; nos muestra tantas escenas de postal, que parece una inyección de glucosa en vena de cualquier diabético. Cierto es, que todo lo dulce empalaga, y lo armónico y excesivamente bucólico satura a las pocas horas. Estampas provincianas de casas estrechas y altas, como sacadas de un cuento centroeuropeo. Es ideal, un paseo en barco. 

Unos canales construídos y planificados de forma tan simétrica, que parecen un enorme exágono desde lo alto. Pretendían aprovechar el carácter acuático del país, para distribuir las mercancías. A lo largo de ellos, se concentran palacios, iglesias, monumentos. Algunos representativos: Herrengracht, Prinsengrachtm Keizersgracht, Singel. Casi todas las casas fueron construídas en el siglo XVII, el verdadero siglo de oro del país. Anormalmente estrechas, se construían de esta forma porque a más anchura más impuestos. Algunas ridículamente estrechas, como el número 22 de Oude Hoogstraat, de menos de 2 metros de ancho, mientras que la más ancha, es un palacio situado en el 29 de Kloveniersburgwal 29. Son nada más y menos que 22 metros de fachada. La casa más antigua está situada en Begijnhof 34. 

12:00 Rijksmuseum

En Museunstraat 1, tenemos una de las mayores pinacotecas de Europa. Inmenso, masivo, y lleno de joyas del arte mundial. Sobre todo pintura del siglo de oro holandés. Genios como Van Gogh, Rembrant o Rubens. Y obras tan icónicas como La Ronda de Noche o La Novia Judia.

Este imponente museo, fue abierto en 1800; dispone de la friolera de más de 1 millón de obras de arte. Incluye además otro tipo de objetos como porcelana y arte egipcio y asiático. 

https://www.rijksmuseum.nl/es/visit

14:00 Casa de Ana Frank

Rotterdam, era una ciudad tan pintoresca como Amsterdam y fue reducida a escombros, en la Segunda Guerra Mundial. Otras ciudades holandesas corrían la misma suerte, de sufrir devastadores ataques aéreos. Hay trágicas historias bélicas en toda Europa, y no podría ser menos en la dulce Amsterdam. Miles de judíos fueron deportados, y la historia de Ana Frank, es escalofriante. Y es solo un ejemplo.

La familia Frank, de origen judío, había huído de Frankfurt escapando de la persecución nazi, y deciden asentarse en Amsterdam. Sin embargo vuelven a vivir la persecución, cuando los nazis invaden el país, hasta el punto de tener que vivir escondidos en un refugio de 50 metros cuadrados, detrás de una librería en la calle Prinsengraacht. Fueron descubiertos y enviados a un campo de concentración. Solo un miembro de la familia sobrevivió. Horror, pero una historia vital admirable de la que sacar muchas lecciones. 

https://www.annefrank.org/es/

16:00 Museo Naval

Holanda fue una potencia mercantil de primer orden. Metropolis colonial, desarrolló una potente flota, y como no podría ser otra forma es necesario visitar su museo naval. Algo apartado, vale la pena, aunque solo sea para entrar uno de los galeones históricos más conservados del mundo. Fidelmente  restaurado, nos ofrece unos interiores intactos, que no nos cuesta echar a volar nuestra imaginación de como era la vida a bordo de aquellos endebles navíos. 

https://www.hetscheepvaartmuseum.com/spanish

18:00 Buscando algún molino

Holanda, es también llamada Países Bajos por que gran parte de su territorio se encuentra debajo del nivel del mar. Una ingente obra de ingeniería, canales, diques y molinos han conseguido «robar» miles de metros cuadrados al mar.

Para anécdota, el aeropuerto de Amsterdam, fue la localización de una famosa batalla naval en la antigüedad. Anécdotas apartes, los molinos forma parte de la esencia de Holanda. Dentro de Amsterdam quedan todavía algunos. Si te agobia el bullicio del centro recomiendo alquilar una bicicleta y pedalear un poco más allá de la Plaza Dam. 

Algunos ejemplos: De Gooyer en Funenkade 5, o De Riekermolen en De Borch 10

21:00 Amsterdam: Pueblerina y muy golfa

No sé si la severidad calvinista, hizo que la moderna holanda necesitase dar pasos de gigantes para ser más trasgesora que nadie, y sacarse el «sanbenito», de la tradición «puritana». Hay dos cosas únicas, que debes visitar. El Barrio Rojo, en donde la prostitución es legal, regulada, y es una actividad económica, y visitar un Coffee Shop en donde se permite, y vende drogas blandas como la marihuana. Se puede fumar, servir en café, o hasta en dulces como brownies o cupcakes. Curiosamente no se vende alcohol, ni se puede fumar.

 

El Barrio Rojo, en donde las «profesionales del sexo», exhiben sus encantos en los escaparates, se encuentran en los distritos de Singelbied y Ruysdaelkade

HOTEL LLOYD: Durmiendo con fantasmas 

Aterricé por enésima vez, aunque está vez con una herida intensa en el alma por una pérdida. Amsterdam debía curarme. No sé porque, pero todo lo exotérico, me motiva. Tal vez el Hotel Lloyd sea una apuesta arriesgada, no solo por ser el prototipo de una peli de miedo, ni por sus interiores peculiares, sino tal vez por haber ocurrido, bajo su techo cosas tan siniestras. No hay lugar más ecléctico, original y curioso. Pero no llegues de noche, o con tormenta. Puede que decidas no entrar.

Te temblarán las rodillas, aunque el ama de llaves  de Rebeca no esté en lo alto de la escalera.  Su pasado es turbio. Y se siente en cada esquina de sus siniestros pasillos. Hotel para refugiados, centro de detención nazi, o reformatorio. Peculiaridades como habitaciones celdas, una con una cama de siete personas, etc. Será cosa mía, o sentía alguien respirando en mi nuca cuando me bañaba?. El golpe de la ventana en el piso séptimo es casual. 

 

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