Donde comer en el Silver Wind

Y por supuesto la comida; algo muy importante en cualquier crucero. En el Silver Wind, no es diferente. Noto siempre que el cinturón aprieta, cada vez que voy en algún barco de la compañía. Quizás se deba a la presión atmosférica, o la retención de líquidos. Me temo que sea una retención de grasa, por lo bien que se come a bordo. Coñas fuera. Quiero hablar de los suntuosos «buque insignia» gastronómicos del barco. El francés Le Champagne vs el italiano La Terrazza

Le Champagne 

    Por un pequeño coste nominal de 40 dólares, lo que ofrece debe ser excelente ya que una naviera de lujo ofrece todo incluido. Recientemente renovado, tanto decoración, como gastronomía y presentación la experiencia es apabullantes. Vinos mejorados, y una larga lista de platos con nombres impronunciables, hacen de la experiencia algo sublime. Los postres son excepcionales. Compensa cada dólar gastado. Como el restaurante mejor de París. La decoración es sencillamente exquisita. Si te gusta celebrar cada instante, con los mejores vinos, y comida, este podría ser tu restaurante perfecto.

La Terrazza

 

El buffet se convierte en un restaurante alternativo italiano con cocina slow food. O sea de calidad, y hecha con el amor de la «mamma». Platos sofisticados, buenos ingredientes dentro de la tradición italiana. Aunque con reserva, no tiene coste nominal. El maitre, amablemente me recomienda un menú exquisito. Geniales los antipasti, buenos ravioli y unas carnes y pescados increíblemente jugosos. La tartita de queso (esta vez) y frambuesas, fue una tentación.

 The Restaurant

     En la cubierta 4, es el restaurante principal. Ocupa toda la popa, y es amplio y diáfano. Se ha restaurado el suelo, con la instalación de un nuevo parquet. Es un espacio de maderas nobles, tonos tierra y delicada decoración en sus mesas. Eres bienvenido, y llevado de forma ceremonial a tu mesa. Sin turnos, ni obligación para compartir. En mi primera cena, el sommelier me sorprende con un Albariño. Pero portugués, aunque de delicado sabor. La carta no es extensa sino una prudente selección de entrantes, sopas, ensaladas, pasta y platos vegetarianos.

   Tres platos principales, y postres en donde no faltan opciones italianas como el Tiramisú o gelatti como Amarena etc. Si fuese una naviera premium los platos serían impecables; pero para una naviera de lujo, hay algunos platos ligeramente insulsos. Entrantes excesivamente sencillos, y postres algo insustanciales. Hay, no obstante, opciones perfectas, que inclinan la balanza hacia algo muy positivo.

Pool Grill

   Durante el día, al borde de la piscina, nos ofrece una comida casual. Hamburguesas, pescados, ensaladas, etc. Me encanta la experiencia a media luz de noche, cuando el tiempo lo permite. Quizás te asuste cuando te coloquen una servilleta cual «bebe cochino», pero tiene una explicación, y es que cocinas tu mismo, sobre piedras calientes. Puedes elegir entre carne, mariscos, pescados, y hasta verduras. Acompañados con brochetas de verduras, patatas baked potatoes, con salsas diversas.

Comiendo en la suite

    Es mi lugar favorito. Si viajas en un barco pequeño, e intimo quieres poder aislarte. Si lo haces en un gran barco, el menú de habitaciones no suele ser apetitoso.

En Silversea, las opciones son algo más que unos sandwitches, pizzas o ensaladas. Incluso puedes plantearte, pedir la comida del restaurante principal. Por supuesto, plato a plato, servida elegantemente por tu mayordomo en tu suite. Sin horarios, esperas.

No importa a la hora que llegues, puedes disfrutar de un servicio gastronómico excepcional, en «pijama». ¿Hay algo mejor que una cena o desayuno mirando al crepúsculo o amanecer?.

 El buffet

    La compañía basa sus «buffets», en ofrecerte pocas opciones, por cuestión de espacio, pero todo lo que se sirva sea excepcional. Me encanta la terraza exterior de La Terrazza. Sobre todo, por la posibilidad de comer el aire libre, sin tener que «pelearte» por encontrar una mesa libre.

     Ensaladas con ingredientes muy frescos, platos clásicos correctos, postres delicados, y hasta delicadezas como quesos y salumi italianos, pasando consomés, sushi, o los mejores platos de diversas cocinas étnicas, y que suelen variar todos los días. En los desayunos, la bollería y pan, por supuesto son recién horneados. Se sirve también el «té» con lo más clásico de la tradición anglosajona.

    La selección de tés es genial, sandwitches deliciosos, y buena pastelería. Aunque los scones deben ganar algo más de carácter.

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