MS MONA LISA. Placidez en la Alemania rural

No tenía grandes planes para este verano. Tras medio mundo cerrado, restricciones víricas en un planeta,  que trata de levantarse, necesitaba un poco de placidez y desconexión. CroisiEurope como la mayor compañía de cruceros fluviales de Europa tiene una extensa experiencia, en ofrecer productos de calidad a un precio adecuado.  No hay ríos en los que no naveguen sus pequeñas motonaves.

El histerismo incomprensible, que lleva a pensar que estamos más seguros en un país infectado hasta las «cachas», que en una Europa que está pasando página, hizo bajar los precios. Y llegaron a mi buzón de correo, ofertas increíbles de la compañía francesa. Una de ellas, me llamó la atención. Navegar por canales, pequeños afluentes, lagos, desde Berlín a Hamburgo, por unas de las zonas más rurales, inéditas y plagadas de bucólicos lugares, del todo el país germano.

VOLANDO A BERLIN Y EMBARQUE

Iberia se ha convertido en una compañía que poco difiere en todos los aspectos, a otra low cost. Pero que ofrece seguridad, una infinita gana de conexiones, puntualidad y sobre todo, últimamente con unos precios interesantes. Tras un vuelo plácido, en una cabina llena, asientos demasiado pegados, llegamos al moderno e inmenso aeropuerto de Berlín.

Alemania pide solo PCR o certificado de vacunación para entrar, a países de alto riesgo como España. Solo las cuarentenas se reservan para países con expansión de variantes 'chungas'.

La terminal de cruceros fluviales de Berlín, se encuentra en Spandau. Es un trayecto largo desde el aeropuerto, porque supone atravesar del sur al oeste,  la enorme capital germana. Un shuttle no mejora los tiempos de viajes. Por una huelga ferroviaria, hubo que tomar un bus, y toda la línea de metro 7, de principio a final, con unas cientocienta y pico paradas, y una hora de duración. Tanto si llegamos con un transporte u otro, desde la parada de metro, o la de tren, el punto de atraque queda a dos kilómetros al sur del centro de Spandau. Nada que un Uber, por 7 euros no pueda solucionar. Una amabílisima tripulación me conduce al camarote, y a pesar de ser tarde para que el restaurante esté abierto, tienen el plato especialmente preparado para mí. Comienzo a sentirme como en casa.

EL CAMAROTE          

De pequeñas dimensiones, los 47 camarotes se encuentran en dos cubiertas de pasajeros, teniendo los de la cubierta superior, una ventana panorámica mucho más grande. Los acogedores camarotes están decorados de forma clásica, con muebles de madera oscura, tonos burdeos y beige, y disponen de todos los elementos para una agradable travesía. Las colchones son confortables, el almacenamiento suficiente, y ofrecen secador de pelo, caja fuerte, y climatización regulable. 

Teniendo en cuenta que es un barco fluvial, las dimensiones son algo más limitadas que en los de los cruceros marítimos; resultando el baño especialmente reducido, con una ducha tipo «roulotte». Tener en cuenta, que por la antiguedad del barco, los desagues de la ducha son irregulares, tardando en evacuar el agua, dependiendo del ángulo de atraque de la motonave. No hay servicio de habitaciones, o minibar.

Aunque dispone de TV vía satélite con cadenas internacionales, y wifi gratis, el estado en ambos casos es especialmente mejorable.

EL BARCO

Los barcos fluviales, se construyen a medida de los ríos por los que van a navegar. Y el Ms Mona Lisa, es un perfecto explorador de aguas tranquilas. A pesar de que tiene algunos años, la compañía ha venido manteniéndolo en perfecto estado de conservación. Construído en 2000, ha sufrido renovaciones, y modernizaciones completas; la última integral en 2010. Un barco fluvial debe ser versátil. No debe ser demasiado ancho, porque debe pasar por angostos canales y esclusas. Aunque lo suficiente, para compensar su poco calado, para aguas poco profundas. Y muy largo, para ser rentable y poder meter el mayor número de camarotes, y zonas comunes posibles. Además bajo, para poder pasar por debajo de los puentes. Todo una obra de pequeña ingeniería de construcción naval. 

Con 47 camarotes, en dos puentes (plantas), dispone de una eslora de 82 metros, y una manga de 9,50. El barco es servido por 22 tripulantes. Seis tripulantes técnicos, 8 en el equipo de hostelería, 5 en el equipo de restauración, y 3 en las cocinas incluyendo el chef. En el puente inferior, hay solo camarotes. En la principal hay un salón-bar panorámico con sala de baile en proa, y un restaurante en popa. 

En la zona central, del puente superior, encontramos también la pequeña recepción, y una boutique de souvenirs. Encima del barco, una enorme terraza; aparte de un puente de mando elevable, hay una zona de mesas y tumbonas. Ya que el punto fuerte de cada crucero fluvial es ofrecer decenas de horas de navegación panorámica, y paradas diarias, no debemos esperar contar con instalaciones propias de cruceros marítimos. Es algo muy obvio, pero conviene recordarlo. 

LA GASTRONOMIA

A pesar del tamaño, navegar en un barco francés, es sinónimo de calidad infinita en sus menús. El Chef Freddy, hace un trabajo espectacular con todas las creaciones servidas. El desayuno es buffet, y dispone de panes y croissants recien horneados, embutidos y quesos, frutas, yogures, cereales, huevos revueltos, bacon etc. La cocina y cena, es pura cocina francesa, artesana e increíblemente deliciosa. El servicio, presentación, y calidad es suprema. En almuerzo y cena, se ofrece un menú único (por las dificultades técnicas de cocinar en un lugar tan pequeño), tres platos, con una perfecta selección de platos de la gastronomía gala. 

Sus menús pueden incluir cosas como muslos de pato en confit, creppe Suzette, tarrina de paté, filet mignon con mostaza de Dijón. O el universal chucrut alsaciano

La compañía ofrece el régimen de todo incluído, en donde siempre hay vinos diferentes procedentes de diversas regiones francesas. Es, sin duda, lo más destacable de este producto crucerístico. También casi todas las bebidas del bar están incluidas, salvo algunas marcas premian.

LA EXPERIENCIA CRUCERISTICA

Tengo que decir, que ha sido una especie de cura para el alma. El barco sale de Spandau y navega por lugares como el Havel, Tiefer Sea, la esclusa de Brandeburgo, Wusterwitz y Zerben. Además el gran canal de Magdeburgo  (uno de los canales elevados artificiales más grandes de Europa). Además el Puente Dömitz (a 970 metros de altura sobre el Elba). Finalmente el Elba, con río sereno, tranquilo y que cruza por inmensos paisajes verdes, en la antigua RDA.

El que los entornos por los que flota suavemente el Ms Mona Lisa sean tan naturales y hermosos, hace que la experiencia sea el perfecto antídoto para el stress

Es una especie del mundo a nuestros país. Una inmensa ventana con vistas, para no hacer nada, y observar lugares relativamente vírgenes. Puede que alguien lo encuentre demasiado tranquilo, pero puede ser una experiencia perfecta como cura de descanso. Además de las tres comidas, bar abierto, y contemplar los placeres de la navegación, el barco atraca en lugares (a veces demasiado recónditos). Y aquí, me gustaría hacer una matización. 

El cuadal de los ríos puede ser inestable. Esto hace que los atraques previstos, puedan ser variados a última hora. El comandante decide cual es el mejor lugar. Si tu intención es visitar una zona de forma independiente, tendrás muchas dificultades,  ya que necesariamente el barco no cumple horarios, y planes de atraque. Puede ser factible no reservar una excursión, pero quizás, aun teniendo planes de desplazamiento al siguente punto, puede que el barco ya no esté allí cuando regresemos. 

Hay algunas actividades, clases, y juegos colectivos, para matar las horas muertas. También alguna que otra fiesta nocturna.

Toda la tripulación es oro molido; sobre todo Nicolás. El director de crucero es el alma mater, y un lider nato. Amable, divertido, servicial, y sobre todo solventa cualquier problema con una inmensa sonrisa. 

LAS ESCALAS

Los cruceros fluviales son como un enorme buffet. Todo está alcance de nuestras manos, pero debemos seleccionar lo que nos interesa con cuidado. No siempre tendremos tiempo para todo, aunque los lugares estén a nuestro alcance. Ya que solo se dispone de una jornada en Berlín y Postdam, recomiendo volar el día antes a la capital germana, y dedicar todo el tiempo para visitar Postdam. Llena de palacios y residencias reales, está recuperando tu tiempo perdido, en reconstruir sus casco histórico. 

La motonave sigue navegando por el campo de la antigua RDA, y visita una ciudad bastante inédita como Magdeburgo. Aunque fue destruída en la Segunda Gran Guerra, su imponente catedral merece una visita. Luego, parece que nos adentramos en el país de los cuentos del flautista de Hamelín. Aldeas, sin turistas, intactas como Tangermünde y Bleckede parecen haberse detenido el tiempo. Silencio, enormes campos verdes, campanarios a lo lejos, silencio y sosiego. Y vacas, campos de maíz, caminos, gente en bicicleta. Casi siempre, silencio. 

Si alguien busca turismo sostenible y slow, con un servicio exclusivo e individualizado, esto es lo más parecido que existe. Alguien que busque un bálsamo espiritual debería embarcarse en el Ms Mona Lisa, ya.

 

                                                                                                                                 

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