¿Por qué navegar por el Mekong?

Dentro del B777-300ER de Cathay Pacific, rumbo a Hong Kong con destino final  Siem Reap (Camboya), pensaba en el Mekong, el río por excelencia de Indochina. Vuelo tranquilo, asiento confortable de la clase Premium Economy de la compañía Hongkonense, y su ternera con Salsa Sichuan soberbia como siempre. A pesar de las protestan que asolan la ciudad, es ya la cuarta vez que viajo con ellos. Todo es familiar. 

No tenía demasiadas energías para pensar en el tifón que estaba azotando la costa china. ¿Llegaría a tiempo de tomar mi vuelo a Camboya?. Aun quedaban unas horas, y tras ver Mamma Mia me acurruqué en mi asiento. Volga, Rhin, Danubio, o Amazonas. Grandes ríos del planeta, pero ninguno tan sugerente como el Mekong. Nace en el Himalaya, cruza seis países, y además de su parduzco color, es un vertebrador regional, en donde han nacido imperios, es granero de media Asia, ha habido cruentas guerras, y ha hecho a soñar de miles de exploradores, y viajeros. 

El mundo cambia, y sus orillas han dejado de ser vírgenes, y decenas de naves comienzan a ofrecer a clientes occidentales, unos parajes aun sin mucha adulteración. Los cruceros fluviales son una alternativa tranquila para ver un destino. Y tras ver las opciones de forma pausada en la zona, la elegida, no podía ser otra que con CroisiEurope. Su novísima nave fluvial Indochine 2, es la alternativa perfecta para tener unas vacaciones inolvidables. 

Hay varias razones

-Además de ser una monería, la motonave tiene un tamaño perfecto para tener una atención personalizada. 

-CroisiEurope es una de las compañías más grandes, y expertas de Europa, con una amplia experiencia en satisfacer el gusto no solo de franceses, sino de Españoles como nuestra compañía fluvial favorita. 

-Cocina Francesa. Nadie como los franceses puede hacer crecer los sabores culinarios hasta niveles perfectos. 

-Buena relación calidad-precio, en una de las rutas más exóticas que pude encontrar en donde se prima la experiencia directa y local. Ofrece unas actividades tan inmersivas, que es como mimetizarse con la zona. 

-Desde la ensoñada Angkor Wat, a la populosa Saigón. Completísimo.

Miro la ruta mientras el avión llega a Hong Kong. El cielo estaba negro como los pecados, y el avión comienza en enfilar la pista de Chek Lap Kok, presentí un aterrizaje movido. Aunque finalmente se posó como una pluma de ganso. Cathay es como una caricia, y amable como una suave llovizna. Iba a perder la conexión a Siem Reap

Fuente CroisiEurope

UN CORTO DESVIO PARA VOLAR AL REINO PERDIDO.
Pierdo la conexión. La eficiencia de una aerolínea no se demuestra por sus aviones modernos, sus azafatas, que flotan gracilmente por los pasillos, su comida, o el perfecto té Oolong. Se trata de anticiparse con humildad a los problemas. Una azafata, tras dos reverencias asiáticas de disculpa, me trae dos tarjetas de embarque con un cambio de ruta. Volaría a Bangkok en Business Class de Cathay Pacific,  y de ahí con la desconocida Bangkok Airways. No me gusta, pero quiero llegar ya.

Es la low cost más grande de Thailandia. Tras el delicioso vuelo en business, en unos cielos turbulentos, embarco en en añejo A320 de la compañía con sede en Bangkok. En 40 minutos, las tormentas de Siem Reap, se apartan para dejarme pasar, después de poder relajarme con una «bandejita de comida», insual para un vuelo tan corto. Llovía, pero había llegado al perdido reino de Angkor Wat.

ADUANA DE SIEM REAP

No hay un ápice de exotismo en su novísimo aeropuerto. Las caras de «limón» que caracterizan a los aduaneros de cualquier país asiático, que ha salido de un sistema dictatorial, se habían tornado en sonrisas. El rey Norodom impone una Camboya más amistosa. El proceso es fácil. Tras cubrir un formulario que te entregan en el avión, acudes al primer mostrador con 3o dólares, entregas el pasaporte, y más adelante te lo entregan, para cruzar el control con el visado ya impreso en él.   

Bienvenido a Camboya. Un moderno «flash mode» en la terminal, con música disco, nos indica que quizás el país ha cambiado demasiado rápidamente. Había parado de llover, y hacía calor. Mucho calor. Agosto es temporada de lluvias, pero la temperatura  no «baja». Tras un traslado al lujoso hotel Victoria Spa, vendrían dos noches en Siem Reap, para navegar luego hasta Saigón (Ho Chi Minh) cruzando los escenarios más hermosos de Camboya y Vietnam

 

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