Diego Celso

TEHRAN: ¿Una ciudad postiza?.

Dícese de algo falso, que imita a lo real, o que no tiene fundamento ni carácter para ser real y genuino. La ciudad de Teheran, además de capital del país es la “mega urbe” de Oriente Medio. A pesar del gobierno “cuestionable” es una megalopolis de unos diez millones de personas, en su área metropolitana que lucha por ser tan moderna como cualquier otra capital.

No te equivoques. Puede parecerte urbanísticamente caótica, con atascos kilométricos, poco atractiva a primera vista, y con poca arraigo histórico, el corazón de este urbe es moderno, cosmopolita y tremendamente sofisticado. Barrios guapos, tiendas refinadas, locales de estética europea. Y también idiosincrasia islámica. Puede que su apariencia sea postiza, su alma no. 

Por mucho que la gente de Isfahan o Shiraz haga bromas sobre la poca historia de la ciudad, mantiene puntos de interés. A un paso del Mar Caspio, del que lo separan los imponentes Montes Alborz, visibles desde cualquier parte de la ciudad, es una urbe con rango capitalino desde el siglo XIX, cuando traslada la corte Nasereddin Shah.

Llegué al anochecer al altísimo hotel Parsian Enghelab, desde el piso quince, podía escuchar el tremendo bullicio de Teheran. El corazón del país. Tenía solo unas horas para empaparme del ambiente capitalino. Como ocurre, con gran parte de los turistas, pasamos por Teheran de puntillas. 

Como cualquier ciudad que se precie tiene partes históricas, que sin rivalizar con otras urbes iraníes le aportan una interesante ideosoncrasia. Desde los barrios árabes y judíos, a la Gran Mezquita del Iman Jomeini, o el adyacente Gran Bazar. La mezquita es construyó por orden de Fath-Ali-Shah Qajar, y en su día se consideró el edificio más significativo de la ciudad en 1629.

El bazar ha perdido cierto lustre y no resulta tan exótico, con los de el Irán profundo, pero es un edificio notable y muy hermoso. Alfombras, especies me mezclan debajo de las cúpulas de las callejuelas, con los artículos más modernos como informática, ropa interior china, etc. Hermosos corredores, trabajo de ladrillos, arcos, y vidrieras. Los más nostálgicos, dicen que nada es como era, y el bazar pierde tradición y gana «modernidad occidental». Pero a pesar del empuje de los lujosos centros comerciales, el Gran Bazar es el lugar más cautivador de toda la ciudad. 

Antoine Taveneaux

Debemos refugiarnos del bullicio de la ciudad, tomando un té aunque sea una tienda de alfombras. Nos obsequían con deliciosas pastas de Sohan. Cardamomo, frutos secos, mantequilla. Debéis saber, que el té debe tomarse sin azúcar añadido. Solo colocando un terrón en los dientes, y bebiendo poco a poco, la amarga bebida. 

En la misma zona de la Gran Mezquita, y el Bazar, y a la que llegamos a través de la parada de metro de. Panzdah E Khordad, tenemos el Gran Palacio de Golastán. A pesar del trabajo en azulejos exterior, lo importante está en el interior. Una de las residencias del Shah Reza Palevi, es todo un ejemplo de opulencia, lujo y aunque su decoración de espejos pueda parecer cansina es un punto que no debes perderte. Patrimonio de la Humanidad desde 2013, fue centro de poder desde el siglo XVI hasta el XX para varias dinastías como la Zand y Qayar. 

 

OTROS PUNTOS QUE VISITÉ

Una de las mayores frustraciones es no haber podido visitar de cerca la Torre Azadi. Centro de manifestaciones, puede que muchas de las veces, esté llena de revindicación política, y como tal cortado su acceso. Puede que no tenga mucha trascendencia arquitectonica, pero el arco es el perfecto ejemplo de mestizaje y cambios políticos. Construído en 1971 por el arquitecto Hossein Amamat, pretendía ser un canto de la modernización del país, bajo el mandato del Sha de Persia. En 1979, el propio arco, cambia su nombre al de «Arco de la Revolución». Simulando dos enormes olas enlazadas, es visible desde cada esquina desde la ciudad, sobre todo con iluminación nocturna. 

Blondinrikard Fröberg from Göteborg, Sweden

Si queremos vistas espectaculares debemos visitar la Torre de la Televisión. No tiene gran interés, pero es la más alta de Oriente Medio.

En uno de los barrios más elitistas de la ciudad, dispone de un deliciosa tienda gourmet en su bajo, restaurantes, y lugares de artesanía.

Dos museos son esenciales. El Museo del Cristal, y sobre todo el Arqueológico. Puede parecernos pequeño, pero ofrece algunas de las piezas más importantes de la impresionante cultura persa. Y no debe dejar de visitar los murales de la Embajada Americana.

Por dos euros se puede entrar, pero es un «canto a la parcialidad política» de su «rara» relación con Estados Unidos. Curiosamente los ciudadanos normales, no albergan el más mínimo odio al país de las «barras y estrellas». Los murales, del exterior sí son de indudable interés.

 

 

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