ISFAHAN: Un cuento oriental.

Cierra los ojos, imagínate una luna de oriente. Olor a flores y especias. Imagínate arquitectura de las mil y y una noche. La gente camina hacia la oración, los niños vuelan cometas. Imagínate una ciudad de cuento oriental. Abre los ojos, y contempla la Plaza de Naghsh-i Jahan, y empápate de magia. Bienvenido a Isfahan, y una de las plazas más hermosas de mundo, y segunda en tamaño después Tiananmen. 

Isfahan hoy, en medio de un oasis, es uno de las urbes más hermosas del planeta. Plagada de lugares de Patrimonio de la Humanidad, fue un lugar soñado en la antiguedad por poetas, viajeros, y personas que llegaban a ella. La dinastía de los Zayandeh, la convirtió en la urbe más opulenta del Irán. Hoy, con sus dos millones de habitantes, y tercera del país, es sofisticada, llena de boulevares, y una de las más ricas del país. Si Teheran, se dice que es la capital, los habitantes de Isfahan suelen decir: «Teheran?. Qué es Teheran?. Rollitos de rivalidad que ocurren en cualquier parte del mundo. 

Nuestra exploración nocturna comienza en el éxtasis que nos provoca la hermosísima

PLAZA DE NAGHSH-I-JAHAN. Cuesta recuperar el aliento. Queremos permanecer durante horas y horas. Es mágica, cautivadora, y tremendamente hermosa. Clavo las púpilas en cada detalle, y no me arrepiento un ápice de viajar a Irán. Estamos preñados de prejuicios, y muchos viajeros siguen dando la espalda a visitar este milenario lugar. Peor para ellos, Isfahan continuará enigmática para nosotros. No hay Starbucks, McDonalds, ordas de turistas, tiendas de souvenirs baratos. Solo Irán en toda su esencia, y sonrisas infinitas en la cara de sus habitantes. 

560 metros de largo, 160 de ancho. Rodeado de soportales, y tiendas tradicionales y decenas de arcadas en todo su recorrido. En todos sus puntos cardinales, cuatro edificios de referencia. Un conjunto que fue declarado patrimonio de la humanidad en 1979. 

Gran Mezquita del Shah (o del Iman Jomeini). Quizás una de las mezquitas más grandes y hermosas del país, que quita la respiración cuando traspasamos sus puertas. Unas  dimensiones hercúleas, una borrachera de trabajo en azulejos, nuestro guía nos pone en «situación» cuando canta canciones religiosas, cuyos acordes rebotan armónicamente en el techo y las paredes. Necesitamos salir. Tanta belleza, de sopetón puede producir una saturación estética. Constuída en el siglo XVI cuando el Abbas el Grande, quiere hacer de Isfahan la ciudad más explendorosa del mundo. 

Mezquita de Sheikh Lotfollah, mezquita lateral, con un profusamente decorado mihrab, de 19X19, y en sí una obra de arte. Se desconoce su uso, pero se cree que fue un mausoleo. Para terminar, en uno de los extremos el Gran Bazar. Uno de los más grandes del mundo está formado por dos pequeños bazares adyacentes. Se entra por una hermosa puerta, con signos zodiacales y permanece su ambiente intemporal. Especias, artesanía, telas. Nos evoca otras épocas. Sin adulterar. 

Palacio de Ali Qapú. En otros de los lados de la plaza el Gran Palacio de Ali Qapu, de seis pisos. Sus interiores están deteriorados por años de pillaje, pero en la corte de Shah Abbas se puso especial cuidado en su decoración. Se contrató al pintor de la corte Reza Abbassi. Decoración de adornos, animales y pájaros, con el sexto piso con la gran terraza que aloja la sala de música, y gran balcón sustentado con columnas de platano. 

CINCO PUENTES DE LA CIUDAD

Toda ciudad que se precie tiene un lugar «escaparate» donde los locales acuden a socializar, y estos son sus monumentales puentes, sobre el rio Zayandeh. Siempre ha sido así, desde el siglo III cuando se construye el primer puente. El río, que nace en los Montes Zagros desemboca en un lago cerca de la ciudad, es la razón de la existencia de la ciudad. Tiene épocas generosas, otras secas. Cuando brilla la luna, y los puentes se reflejan en las aguas, son una visión de Dios. O de Alah. En nuestro caso, estaba seco.

Patrimonio de la humanidad, son auténticos tesoros. Gente paseando, haciendo pinics en los alrededores, teterías centenarias, y trasiego de gente de un lado a otro entre sus arcos, o pisando sus desgastadas y antiguas piedras. Obras hermosas, pero también de ingeniería, sirven también de presas para almacenar agua. Miden desde los 133 a los 298 de largo. Los más importante son el Khaju, Si-o-se-Pol, el Schahrestan, o Marnan. 

BARRIO ARMENIO

Otro de los topicazos que se caen es que en Irán no hay cristianos. Nada más lejos de la realidad. Jesus aparece en el Coran más de 25 veces. Es uno de sus profetas más sagrados, a la altura de Mahoma. Los armenios son una comunidad importante en la ciudad con un barrio entero, y una peculiar catedral híbrida entre mezquita y catedral cristiana, con un mestizaje interesante entre decoración islámica, y una profusión de pinturas cristianas, que parecen sacadas del Jardín de las Delicias del Bosco.

OTROS PUNTOS

Como capital de imperio, la ciudad es perfecta para patear y dejarse perder en sus históricos barrios. Debemos prestar atención a otros lugares como el Palacio de las 4o columnas de Chehel Sotun, la Madrasa Chahar Bagh, la Mezquita Hakim, una de las más antiguas de la ciudad, o el Palacio Hasht Behesht. Y sobre todo, empaparse de la cultura local. La gente iraní es increíblemente amable.  

Diego Delso
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