
YUCATAN: Cinco retazos de la ruta.
Sea en un plaza pública, en cualquier establecimiento, o parada de carretera, el mejicano es muy dado a la charla, a veces exagerada, a veces con una rara mezcla de relación amor y odio con la madre patria, pero siempre produce relaciones muy enriquecedoras.
Desde la más humilde a la más cultivada. Y sobre todo, siempre música, y más música ante cualquier situación. No se; hay países que es muy fácil sentirse a gusto, y Méjico es uno de ellos.
Todo se compra y vende en Méjico. Es una tierra bendecida por Dios, y la gana de colores de productos locales en los mercados es un espectáculo para olfato y vista. Ruido y actividad.
Mujeres locales vendiendo sus artículos, tiendas con nombres curiosas, y lugares en donde se puede se produce siempre un intercambio de cosas. Nombres de tiendas cómicas, otras más comunes, la actividad de compra y venta es particularmente interesante.
No importa si tu local es pequeño, grande, cualquier esquina es perfecta para vender, comerciar etc. Y por supuesto no hay nada más local, que para en ruta, y mezclarse con la gente en taquerías y refresquerías locales, y dejarse llevar por lo que el país te ofrece.
No tenga miedo, será siempre bienvenido.
No hay nada más potente y festivo que la comida mejicana que se ha hecho famosa en el mundo entero. Los nombres son tan celebres que no podríamos imaginar la dieta del país sin una gana infinita de fajitas, burritos, enchiladas etc. Cervezas, tequilas y golpes de postres de cajeta.