QUEEN MARY2: Navegando en un barco mítico

Mi primera cita con el Queen Mary2, aunque de forma lejana, había sido en su primera escala en España, cuando enfilaba las Islas Cies hacia Vigo. Había salido para recibirla como se merecía. Era toda una celebridad, y el sol iluminaba su casco. La visión era portentosa. Tanto, que me caí enamorado de forma irremediable de la dama. Me dije: «tengo que formar parte de la leyenda». Dos horas después hice mi reserva.

El Queen Elizabeth 2 languidecía en su ruta transatlántica. Cunard necesitaba un digno heredero. Se gastan ingentes medios para sacar el barco de los sueños. Tras años usar recursos infinitos, retrasos, y contar con lo mejor de sector, es botado el 21 de marzo de 2003. Un gran barco de 151.000 toneladas, 345 metros de eslora, 41 de manga, y el diseño magistral de Stephen Payne.

No iba a ser una de las «cajitas tontas flotantes». O sea, clones construidos para meter el mayor número de pasajeros posibles, pero «ella» seguía siendo un trasatlántico. El Queen Mary fue una leyenda en la época dorada de los trasatlánticos, y viendo a su heredera el resultado era soberbio. Cierto que Mr Arison, amo y señor de Carnival había añadido una serie de cosas para hacerlo «más barco de cruceros», menos trasatlántico. Filas de balcones, y una decoración más ecléctica. Aunque no se escatimaron en materiales nobles, cuadros de Stephen Card, y decenas de obras arte para adornar a esta coqueta «joya». El culmen de lo que un gran trasatlántico debe ser. Y es el único.

Un trasatlántico es algo construido esencialmente para atravesar el Atlántico. El único que mantiene el papel de unir las dos orillas en el único servicio regular del mundo. Casco reforzado, menos ventanales y zonas acristaladas para resistir las sacudidas del Atlántico, y quilla más afilada para cortar como mantequilla, las bravías aguas del Atlántico Norte. Todo un estandarte de seguridad, y estabilidad entre Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Para vestir a la nave interiormente, se contó con la colaboración de Design Team y Tillberg. Debía ser moderno, europeo y british a la vez, y recordar los antiguos barcos de línea, en donde rezumase aires Art Decó. Intemporal, y glorioso. El reto era difícil, pero antes de llegar y de ser conducido a mi cabina, me quedo maravillado de las dimensiones, las alturas y sobre todo que la decoración.

Grandes paneles en los ascensores, pasillos anchos e inmensos, con el tradicional rojo de las alfombras de los grandes hoteles. Un «barco, barco». Único e irrepetible.

MI CAMAROTE

No había tenido la suerte, de viajar en una clase intermedia, como sería un balcón, y solo había a disposición, la usual cabina interior en cubiertas interiores. Mi camarote no era ilusionante, pero si que mantenía una cierta dignidad. Excesivamente aséptico, mobiliario Ikea «pijo», aunque los elementos adicionales denotan que no nos encontramos en un barco cualquiera.

Botellas de agua personalizadas, exquisitos ammenities de Gilchrist & Soames, flores frescas y algo que había pedido especialmente para tener una partida con «cierto estilo» champagne y fresas con chocolate. Algo consustancial a los cruceros.

Mi asistente de cabina púlcramente uniformado me daba la bienvenida con guantes blancos, y toda la ceremonia que solo Cunard sabe. Lentamente el QM2, se desliza con sus pasajeros encaramados en sus cubiertas. Di Caprio no estaba en la proa. Ni falta que hace.

PASEANDO POR EL BARCO

No falta el cine «tipo Odeon» como en los viejos cines de High Street británicos también. Grandes salones con dimensiones infinitas, comedores de dos pisos, y por supuesto la tradicional separación de clases (solo en restaurantes), de Cunard. Auditorio, Pub inglés, y hasta perrera, planetario y unas increíbles tiendas British. Las zonas comunes están distribuidas, sobre todo entre la cubierta 2,3 y 7.  Algunos espacios, que merecen un par de líneas aparte. Podría acostumbrarme.

DIEZ ESPACIOS IRREPETIBLES

Commodore RoomAunque algo escondido en proa, lo que le da el aspecto perfecto para refugiarse, es uno de los bares más armónicos de todo el barco. Imponen las vistas, pero también la maqueta del barco presidiendo uno la barra. Los mejores cocktails, lejos del bullicio de las zonas del lobby.

Canyon Ranch Puede que no nos suene, pero es una de las marcas de SPA más prestigiosas del mundo. Toda una institución en Estados Unidos, en donde su gran piscina thermal es la estrella. Muy grande y completo.

Champagne Bar No hay nada que combine mejor, con la vida selecta en alta mar que un buena copa de Veuve Clicquot. Una esquina muy elegante, que resulta el lugar perfecto par degustar la deliciosa marca en cualquier momento.

 Grand Lobby Es alto, grande pero sin caer en un gigantismo exagerado. Con un mezcla ecléctica decorativa, es el epicentro del barco a donde dan muchas instalaciones, y es paso obligado. Nos recuerda al Queen Mary, en sus colosos pasillos, con paneles de bronce que lo comunican con el restaurante Britannia.

Chart Room También nos recuerda a los antiguos barcos de línea, es quizás uno de los salones más grandes del barco. Dedicado al arte de la navegación, es alto, con enormes puertas de entrada, y respiramos contemplando sus grandes dimensiones.

Gary Bembridge-Tips for travellers

Perrera Algo muy característico del barco.  Siguiendo el amor anglosajón por las mascotas, es uno de los pocos barco que las lleva. Son mimados, y cuidados hasta el último detalle, que incluye un mayordomo que los saca a paseo por las cubiertas de maderaComo un barco de verdad. 

Sir Samuel´s Godiva Chocolates & Coffee Lounge: El tradicional e íntimo café ha sido redecorado, para también ofrecer una exquisita esquina para los famosos bombones belgas. Siempre animado, es un espacio muy refinado, en donde relajarnos de las actividades diarias.

Biblioteca-Librería En las largas travesías trasatlánticas, necesitas estar siempre entretenido, y es esencial un gran biblioteca-librería. Sin duda, la mayor de cualquier barco, en donde podemos encontrar 8000 volúmenes de todas las disciplinas, sino videoteca, y selección de DVDs.

Queens Room El gran salón de socialización por excelencia presidido por bustos de la reina. Y que hacen los anglosajones. Sobre todo los grandes té de la tarde, bailes de salón, y diversos actos como los cocktails del capitán. De babor a estribor, es un punto esencial para la vida a bordo.

Maritime Quest  Cunard también vive de recuerdos, y su pasado es tan glorioso, que es el único barco, que dispone de un museo temático relacionado con su historia. Descubriremos valiosa memorabilia, y objetos fascinantes para pasar un par de horas.

ZARPANDO

Y zarpar desde Nueva York, y hacerlo en un barco mítico nos trae una profunda carga emocional. Durante años los barcos de Cunard fueron siempre los más peliculeros. Trasladando a miles de celebridades, ocupando cada escena de cientos de películas, y sobre todo escenificando la aparición de Miss Liberty como el primer signo del nuevo mundo, o despidiendo a todos los barcos que se dirigían al viejo continente. No es que navegásemos demasiado cerca, pero si a distancia suficiente para que todas las personas mostrasen caras de inusitada emoción.

La vieja dama hace sonar las sirenas, se sirve ya champagne en sus cubiertas, y suave música clásica comienza a sonar en las zonas exteriores en una «sailaway party» muy civilizada. Mientras tantos anochece, y los pasajeros comienzan a disfrutar de las inmensas cubiertas del barco, en las tumbonas de madera de toda la vida arropados con Mohair. El bruñido casco negro, se desplaza de forma suave. Ciao NY….ante nosotros el Atlántico, aunque no iríamos directamente a mar abierto, sino virando hacia la Costa Este. Nos esperaban, Newport, Boston, Bar Harbour, y Halifax.

ENTRETENIMIENTO

Hay actividades netamente de enriquecimiento personal, con un centro informático excelente, seminarios y charlas, etc. Por la noche, la animación es particularmente cultural con no solo shows de corte tradicional tipo West End, humoristas, mucho teatro clásico, y el planetario es un opción original.

Horas y horas para pasar largas jornadas de navegación. Es una navegación tranquila, y elegante, apta incluso para mover un poco las caderas en la discoteca de popa. Destacan cocktails refinados, tradicionales bailes de disfraces, y sobre todo mucho glamour.

GASTRONOMIA

La comida, que intenta ser cosmopolita suele ser adecuada a cada paladar. Los Grills (Queen y Princess), para clases superiores son fastuosos. El nuevo Verandah, sigue la tradición de Cunard, que siempre lleva uno a bordo de sus barcos desde tiempos pasados.

Queens Grill

Para el común de los mortales comer en el altísimo, y elegante restaurante Britannia, es también un placer. Siempre se impone una cierta etiqueta (traje y smoking dependiendo del día) luz tenue de noche, velas en ocasiones y un servicio exquisito. Sin embargo la comida es muy poco contundente. No significa esto que sea mala, pero si que poco emocionante, ya que está orientada a paladares poco acostumbrados a la riqueza de los sabores mediterráneos, como el ajo, aceite de oliva, orégano, etc. Por otro lado, en el pub de cargo nominal (Golden Lion) no faltan platos con el Fish & Chips, Pork Pie, Ploughmans Lunch etc, todo ello con una buena pinta de cerveza.  

El buffet es especialmente grande con varias zonas temáticas: Cocina India, Italiana, Británica, en un espacio bastante grande, lo que puede resultar cansino para recorrer toda la zona, o si quieres ir a buscar alguna cosa por segunda vez. La calidad es muy alta, al igual que la variedad. Lo que si resulta muy brillante, es que una de las zonas del buffet que se convierte en Restaurante temático, con menú degustación oriental exquisito y particularmente bien presentado.

El sushi es especialmente suculento.   Como algo muy británico está el té de la tarde. No es que alcance los niveles de perfección de otras navieras, pero si se hace con servicio de guante blanco en la impresionante Queens Room, a ritmo de música de cámara, camareros uniformados y milimetricamente cronometrados, hacen de la experiencia algo excelente. No es un barco que esté especialmente preparados para el disfrute del sol exterior, sino que es un barco idóneo para largos días de navegación.

Fotos CUNARD y Fran Camino

VIDEO: Una ambiciosa reforma

 
 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

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